domingo, 19 de agosto de 2012

Noticia Ideal de Jaén: La cara oculta de Jaén



Parece como si en esta época la limpieza de la capital la establecen los turistas, los pocos que llegan. Ellos determinan qué ha de limpiarse y qué no, pues sus lugares de visita favoritos (los que no permanecen cerrados) parecen ser los únicos que preocupan al Ayuntamiento. Pero como un turista se despiste y comience a callejear por su cuenta, puede descubrir la cara oculta de la ciudad.

Al norte, por el barrio de San Bartolomé, la belleza de las calles y callejones que serpentean hacia el Castillo contrasta con los basureros improvisados en los que se han convertido algunas de sus viviendas. Los edificios abandonados se convierten en el más grande contenedor de basura, albergando montañas de bolsas y excrementos tras una puerta medio derruida que nadie se atreve a abrir o cerrar, ni siquiera el dueño de la parcela o el Ayuntamiento.

De camino a la Catedral, este turista despistado podrá pasear por la alfombra de chicles 'centenarios' que tapiza alguna de estas calles, siempre esquivando los 'regalitos' de algún perro cuyo dueño ha olvidado de recoger. Y es que, responsables de la recogida de basura en Jaén afirman que «los excrementos de animales no los barremos porque lo único que hacemos así es ensuciar más, y en cuanto a los chicles, son lo que más daño hacen, pues sólo salen con una espátula o agua a mucha presión».

Tras visitar la Catedral, paseando por San Ildefonso podrá encontrar algún que otro solar vacío, donde el lugar que antes ocupaban viviendas ahora lo ocupan botellas vacías, cristales, latas, pañales, palés... un cúmulo de etcéteras invisible para las autoridades.

Y ya este turista cansado, a la hora de volver a casa será cuando pueda vislumbrar los mayores vertederos improvisados, donde el término 'basura' engloba todo tipo de enseres, desde mantas, somieres o televisores hasta bañeras, armarios o coches descuartizados. El final de una calle del polígono o las nuevas sin edificar son los mayores basureros ilegales. La periferia se convierte en vertedero por la ausencia de vigilancia y de vecinos que puedan levantar la voz. Parece que a algunos ciudadanos poco les importan los puntos de recogidas de basura implantados hace poco, o el 'Punto Limpio', inaugurado hace dos años junto al ferial y adaptado para todo tipo de residuos no orgánicos.

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