viernes, 24 de febrero de 2012

La ciudad que queremos: IV Intervenciones en plazas y calles que no modifiquen la autenticidad de los escenarios urbanos


Ocurrió en la intervención de las plazas de Andalucía, San Pedro y San Lorenzo, dotadas de una fisonomía especial actualmente desaparecida, y continúa ocurriendo en multitud de obras actuales donde el uso de materiales cuyo color, textura y origen se percibe como algo ajeno a la morfología de la ciudad, materiales y soluciones espaciales calcados de intervenciones que podemos ver en multitud de ciudades españolas y del extranjero, al uso de una moda que pasará pero que, mientras los arquitectos la sigan, dejará una huella prosaica y banal en nuestros espacios antaño genuinos.
La plaza de Andalucía tras su enésima remodelación perdió su carácter propio. Los desniveles creados, la horrible boca y ascensor del aparcamiento son los mejores ejemplos de las nefastas intervenciones públicas en los escenarios urbanos. No menos grave fue lo perpetrado en las plazas de San Pedro y de San Lorenzo. Intervenciones de este tipo se han producido también en  el Paseo del mercado (la plaza 1º de Mayo para los forasteros), con soluciones en algunos aspectos parciales más que discutibles, como esos asientos corridos de diseño ¿moderno? o la creación de barreras arquitectónicas que ya habían sido eliminadas en una intervención anterior, o en las Eras del Alcázar, en donde se han invertido muchos cientos de miles de euros para que todo quede prácticamente igual que antes: un especio que continúa sin poder ser disfrutado por ubetenses y visitantes. La introducción del mosaico de materiales, algunos tan pintorescos como los recubrimientos en madera de la plaza 1º de Mayo, por muy bien que para muchos queden estupendamente desde el punto de vista estético, nos parece un atropello legal al espíritu del documento de la Declaración de Úbeda y Baeza como ciudades Patrimonio Mundial. Aunque globalmente esta plaza goce de unos espacios bien resueltos, especialmente positivos para dar realce a la iglesia de San Pablo, también entendemos que solo razones muy poderosas justificarían el uso de adoquines de granito en las calzadas de calles modestas del casco histórico sustituyendo el empedrado tradicional.
Con esto no queremos proclamar que haya de mantenerse lo que hay per se, sin posibilidad de renovación o modificación, no, ya que en bastantes ocasiones lo que existe es el resultado de nefastas intervenciones de las últimas décadas o del simple abandono. De lo que se trata es de utilizar los materiales con colores y texturas que se integren en el paisaje urbano y que quedaron perfectamente especificados en el Plan Especial de Protección del Casco Histórico. Y si es necesario modificar lo que éste recoge y determina, cámbiese tras el debate correspondiente y con los informes de expertos en la materia.
La Declaración de la UNESCO, recoge de forma expresa que la propuesta de los Conjuntos Monumentales Renacentistas de Úbeda-Baeza responde, entre otros, al criterio de autenticidad e integridad material, que se deriva de la permanencia de los edificios históricos que conforman las dos áreas monumentales, los cuales conservan tanto los materiales como las técnicas constructivas lo que supone la inalterabilidad de ambos espacios urbanos, autenticidad e integridad también elevada en los respectivos entornos de protección delimitados, donde, además de la permanencia intacta de las tramas históricas, el grado de permanencia de la edificación tradicional es muy elevado. (Págs. 28 y 29 del Formulario de la Declaración).
Por esta razón, no creemos que la mejor manera de mantener al actual grado de autenticidad sea incluyendo nuevos materiales y texturas en todas y cada una de las intervenciones que se vienen ejecutando en el casco histórico (plaza de San Lorenzo, plaza 1º de Mayo, etc.). La Declaración es clara en este sentido y en su página 76 dice: “los Planes Especiales y los Catálogos de Protección vigentes, redactados para la totalidad de cada centro histórico, establecen las condiciones de intervención a partir del criterio de mantenimiento de la estructura urbana y arquitectónica y de la imagen tradicional en toda la ciudad histórica.” Por tanto, se está incumpliendo lo prescrito allí donde se interviene. No es razonable, ni está permitido, ir cambiando como se viene haciendo la mayoría de las veces nuestras plazas y calles con imágenes totalmente diferentes. Y sin embargo se ha hecho y continúa haciéndose con el permiso por omisión de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Delegación de Cultura.

En reiteradas ocasiones, Plaza Vieja ha solicitado a los alcaldes de dos corporaciones de signo político muy diferente (PP primero, PSOE después y PP en la actualidad), que se constituyan y pongan en funcionamiento los órganos de gestión necesarios: un Consorcio y una Ponencia Técnica de Coordinación, la creación de una Oficina Especifica de Gestión, así como un consejo estable de participación ciudadana en cuyo seno se pudiera conocer, opinar y hacer aportaciones sobre los proyectos de la ciudad antes de ser aprobados. Y venimos insistiendo tanto en este tema porque estamos convencidos de que su funcionamiento vendría a poner en estos temas de urbanismo y patrimonio una coherencia, un orden y un rigor que actualmente solo brillan gracias a su ausencia.

1 comentario:

  1. La verdad que se tendria que respetar mucho mas la antiguedad del barrio y su escencia, pero a veces hay muchas cuestiones que modifican y en ocaciones hasta pasan por arriba lo historico...

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